Es frecuente que los
adultos mayores tengan afecciones crónicas, generalmente más de una, y que
tomen varios fármacos a la vez. Cualquier fármaco puede tener efectos
colaterales y, si se ingieren varios, pueden interferir unos con otros,
exagerando o limitando sus efectos. Por otra parte, si no se lleva un buen
registro de los medicamentos que toman, es posible cometer errores e ingerir
sobredosis de alguno de ellos.
También debe
considerarse que en el adulto mayor el hígado, el riñón o el aparato digestivo
no funcionan igual que en un adulto joven y por lo tanto, la absorción, el
metabolismo o la eliminación de un fármaco son diferentes. Por esto, una dosis
corriente puede resultar excesiva para ellos.
Para anticiparnos a
cualquier problema debemos hacer estas preguntas a nuestro médico: ¿qué podría
pasar si me equivoco y tomo remedios de más? ¿Se "contrapone" con las
otras cosas que tomo? ¿Si siento algo raro, puedo llamarlo? ¿Podría tomar menos
remedios?
Muchos fármacos,
especialmente los tranquilizantes e hipnóticos, a veces algunos antidepresivos,
antialérgicos y antiparkinsonianos, pueden producir embotamiento y fallas de la
concentración y de la memoria. Los adultos mayores están especialmente
expuestos a este riesgo, de tal modo que estos medicamentos no deben ser usados
sin una clara indicación médica y ojalá en dosis reducidas.
Una recomendación
general es tener un cuaderno donde se anoten las indicaciones médicas, los
medicamentos que recibe, las molestias que atribuye a ellos, y no olvidar
llevar este cuaderno a cada control médico.
- Un exceso de medicamentos puede ser dañino.
- Lleve un registro de los medicamentos que
toma.
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